La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en la protagonista indiscutible del mercado bursátil en 2025, y parece que seguirá marcando la pauta en 2026. Los inversores, deslumbrados por las promesas de productividad que plantea esta tecnología, están realizando enormes inversiones, aunque surgen dudas sobre su rentabilidad a largo plazo. ACS es un claro ejemplo de cómo las empresas están adaptando su estrategia hacia este nuevo paradigma; el 16% de sus proyectos en curso están relacionados con la infraestructura de centros de datos, lo que se suma al mismo porcentaje que representa la edificación general en su cartera.
Récords y expectativas en ACS
A medida que las expectativas sobre la inteligencia artificial evolucionan, ACS ha logrado recuperarse de la reciente desconfianza en el mercado, alcanzando un nuevo hito en sus acciones. Con un aproximado de 80 euros por acción, ha experimentado un asombroso crecimiento del 65% en 2025. Esta escalada se ha visto respaldada por Bernstein, que ha elevado su objetivo de precio en un 60%, situándolo en 94,60 euros, y recomendando a los inversores adquirir acciones. La mejora en la valoración se debe a un «perfil operativo y estratégico convincente», así como a una «transformación estratégica notable» y al renovado interés de los inversores.
Contrasta esta opinión con el consenso de Bloomberg, que ha fijado un valor de 72,86 euros, inferior al actual. La mayoría de las recomendaciones se inclinan a mantener la acción (68.6%), seguidas de un 21% de compra y 10.4% de venta.
Inversiones en infraestructura digital
ACS está apostando fuerte por el sector de los centros de datos, identificándolo como un motor clave en su plan estratégico. Recientemente, la empresa firmó un acuerdo con GIP de BlackRock para crear una sociedad conjunta al 50% que se encargará de desarrollar una capacidad inicial de 1,7 GW en centros de datos, con la ambición de alcanzar 3 GW para 2030 en Europa, EE. UU. y Australia.
Ignacio Cantos, director de inversiones en Atl Capital, destaca el potencial de esta actividad: si OpenAI proyecta un consumo eléctrico de 250 GW para 2033, eso superaría el consumo total de países como India y Alemania, lo que revela la necesidad de estas infraestructuras.
Riesgos y oportunidades en el horizonte
A pesar de las oportunidades, el negocio tradicional de construcción de ACS es cíclico y presenta márgenes cada vez más reducidos, lo que, según Antonio Aspas, socio cofundador de Buy & Hold, podría hacer que otras alternativas sean más atractivas a largo plazo. Sin embargo, diversas filiales, como Turner en EE. UU., están ampliando el potencial de crecimiento de la empresa, especialmente en infraestructura digital.
Desde Intermoney Valores, se considera que las proyecciones de ACS son «ambiciosas». La compañía prevé alcanzar ingresos de 48.000 millones de euros y un beneficio neto de más de 850 millones en 2025, así como duplicar su capitalización de mercado para 2030. Aunque existen precedentes donde ACS ha cumplido con sus proyecciones, hay un escepticismo generalizado.
Dividendo y volumen de contratación
Desde que se presentó su plan estratégico en abril de 2024, ACS ha distribuido cerca de 3,5 euros por acción, logrando una revalorización superior al 100%. Con la acción en su nivel actual, ofrece un rendimiento del 2,52%. Los expertos no prevén cambios en su política de dividendos, que ha mostrado un crecimiento desde los 2,01 euros pagados en 2024.
A pesar del éxito en bolsa, el volumen de contratación no ha sido igual de prometedor. Durante este año, se han intercambiado 83 millones de acciones, lo que representa una caída del 47% en comparación con 2024, marcando el nivel más bajo de los últimos cinco años. La combinación de estos elementos sugiere un panorama interesante para ACS, donde la inteligencia artificial y la infraestructura digital continúan en el centro de su estrategia a futuro.
