En 2025, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) celebrará su 75 aniversario. Fundada en una Europa desgarrada por la Segunda Guerra Mundial, su misión inicial era temporal: solo tres años para ayudar a millones de personas desplazadas. Sin embargo, lo que comenzó como un esfuerzo a corto plazo se ha convertido en un compromiso permanente. Grainne O’Hara, Representante de ACNUR en España, reflexiona: «Se creía que las secuelas de la guerra serían pasajeras, pero la naturaleza de los conflictos actuales ha mantenido nuestra labor vigente».
Un Compromiso Activo
A día de hoy, más de 122 millones de personas viven desplazadas forzosamente, la cifra más alta registrada hasta ahora. Tras estos números hay historias de vidas interrumpidas y sueños truncados. ACNUR no solo responde a emergencias; también trabaja para proporcionar un futuro sostenible. O’Hara enfatiza la importancia de la solidaridad y la responsabilidad compartida: «Deseo que gobiernos, empresas y comunidades mantengan su compromiso con quienes son más vulnerables”. Al respecto, ella añade: “Si logramos que nadie se sienta solo en su huida, ese sería el mejor regalo en este aniversario”.
Alianzas con Impacto
El papel del sector privado ha crecido, convirtiéndose en un pilar esencial del trabajo de ACNUR. Más que simples donantes, las empresas actúan como socios estratégicos capaces de innovar y movilizar recursos para generar resultados concretos. «Veo un inmenso potencial en proyectos que combinan tecnología y sostenibilidad para crear empleo para las personas refugiadas. Estas iniciativas no son solo actos de solidaridad; representan una apuesta por un futuro más humano y justo», enfatiza O’Hara.
Los modelos de colaboración incluyen donaciones corporativas para proyectos en crisis, así como la creación de empleos inclusivos que valoran las habilidades en lugar del estatus migratorio. “El apoyo del sector privado es crucial, no solo por sus recursos financieros, sino por la creatividad y la capacidad de movilización que aportan”, afirma O’Hara. Las empresas también se benefician: la diversidad en los equipos mejora la rentabilidad y la innovación, y los consumidores favorecen marcas que se comprometen con la inclusión.
Testimonios de Cambio
En países como Armenia, familias desplazadas de Nagorno Karabaj encuentran dignidad a través de iniciativas como la de Mission Armenia, que, junto con ACNUR, distribuye cerca de 1.5 millones de artículos donados por Inditex cada año. En África, el compromiso de empresas como Deloitte y Laboratorios Viñas permite que la educación y la salud se mantengan a flote, beneficiando tanto a refugiados como a comunidades locales.
Cada alianza demuestra que la labor de ACNUR va más allá de la ayuda humanitaria; se basa en la acción compartida. La esperanza se renueva en el día a día gracias a un compromiso continuo entre aliados que conducen a resultados positivos y duraderos.
La Tecnología como Herramienta, No como Sustituto
Durante la reciente Asamblea General de Naciones Unidas, se discutió el creciente papel de la inteligencia artificial (IA) en la acción humanitaria. O’Hara reconoce su potencial para mejorar la eficiencia, pero subraya que la empatía y el contacto humano son irremplazables: «La tecnología puede optimizar procesos, pero el eje de nuestro trabajo radica en la confianza y la sensibilidad hacia las personas».
En un mundo que cambia rápidamente, la labor de ACNUR se reafirma como un faro de esperanza y acción. Las alianzas y el compromiso compartido son más importantes que nunca, y cada esfuerzo se traduce en vidas transformadas y un futuro más inclusivo.
