Lecciones Aprendidas del Colapso Instantáneo de Criptomonedas

Lecciones Aprendidas del Colapso Instantáneo de Criptomonedas

El 10 de octubre presenciamos un flash crash, una repentina y drástica caída en el valor de varios activos financieros, cuyos efectos se centraron principalmente en el mundo de las criptomonedas. En cuestión de minutos, tanto el bitcoin (BTC) como el Ethereum (ETH) vieron disminuir su valor entre un 15% y un 20%, provocando pérdidas de hasta 300.000 millones de dólares en el bitcoin y 100.000 millones en Ethereum. Este desplome fue especialmente agudo en criptomonedas menos serias, como las memecoins, que surgieron más como chistes que como soluciones a problemas financieros reales. La causa de este flash crash se atribuye al anuncio de Donald Trump sobre un arancel del 100% a productos chinos a partir del 1 de noviembre, agravado por un exceso de apalancamiento y problemas técnicos en varias plataformas de intercambio.

Impactos y Debates sobre las Criptomonedas

Este fenómeno ha reavivado conversaciones sobre la naturaleza de las criptomonedas y cómo influyen en la percepción de la tecnología blockchain. Esta última es reconocida como una fuerza disruptiva que transforma el panorama financiero actual. Su alcance va más allá de las monedas digitales, impactando en áreas como la política monetaria, el sistema crediticio y la gestión de inversiones.

Las finanzas descentralizadas, o DeFi, que operan sin intermediarios, están revolucionando la forma en que interactuamos con el dinero. Sin embargo, esta desintermediación también trae consigo riesgos significativos: alta volatilidad, falta de regulación uniforme y desconexión del sistema financiero tradicional. Para abordar estos desafíos, es crucial aplicar el principio de «mismo riesgo, misma regulación», evitando así arbitrajes que puedan amenazar la estabilidad del sistema.

El Futuro de las Finanzas en la Era Digital

El flash crash del 10 de octubre resalta que las criptomonedas actualmente no satisfacen las funciones esenciales de una moneda. En lugar de ser vistas como monedas en el sentido tradicional, deben ser consideradas como activos que pueden generar estrategias de inversión, siempre que el perfil del inversor lo permita. A pesar de la tumultuosa naturaleza de las criptomonedas, la tecnología blockchain sigue avanzando, ofreciendo posibilidades como la tokenización de activos, que mejora la fracción, negociación y liquidación de activos de manera instantánea.

Un vistazo al futuro revela que las monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC), como el esperado euro digital, no son criptomonedas. Estas representan una evolución del dinero que puede modernizar los sistemas de pago y ampliar la inclusión financiera. Sin embargo, su desarrollo plantea retos en términos de desintermediación bancaria, protección de la privacidad y ciberseguridad. Las diferentes aproximaciones a la digitalización monetaria en países como China, Europa y EE. UU. subrayan que no existe un único camino hacia el futuro digital.

Hacia un Sistema Financiero Inclusivo

La llegada de tecnologías blockchain inspira un fervor de debatir entre los optimistas y pesimistas tecnológicos. Mientras algunos enfatizan las oportunidades que ofrecen, otros advierten sobre los riesgos y desigualdades que pueden surgir. El impacto de la tecnología no es determinista; depende de cómo se integre en las estructuras sociales, económicas y normativas existentes.

Es crucial discutir cómo regular e integrar estas innovaciones en el sistema financiero, asegurando que los beneficios del progreso tecnológico se alineen con los intereses de ahorradores e inversores. Aunque es esencial fomentar el uso de tecnologías que aportan mejoras significativas, no se deben pasar por alto los posibles efectos negativos en la estabilidad financiera y el aumento de la brecha digital.

La perspectiva #FS2I, que aboga por transitar de ahorrador a inversor, debe aprovechar estas transformaciones para mejorar la gestión financiera personal y nutrir una cultura inversora más informada. El futuro del sistema financiero será digital, descentralizado y programable, pero también debe ser inclusivo, transparente y seguro.


David Cano Martínez es socio de Afi, director general de Afi Inversiones Globales, SGIIC y profesor de Afi Global Education.