“Si reforzamos ahora los cimientos del euro, podremos convertir nuestra apertura en resiliencia y transformar nuestras debilidades en fortalezas. Así, aseguraremos que el euro continúe siendo un pilar de estabilidad y fortaleza para Europa en un mundo incierto”.
El Desafío del Euro en el Mercado Global
En su situación actual, el euro se comporta principalmente como un activo refugio, lo que significa que se aprecia cuando recibe flujos de capital, encareciendo las exportaciones de la eurozona en lugar de impulsar su crecimiento. Este fenómeno no ocurre en Estados Unidos, donde la mayoría de los contratos internacionales se denominan en dólares.
Además, Lagarde subrayó que los mercados de capitales europeos carecen de la profundidad necesaria para maximizar los beneficios de los flujos hacia activos de refugio. Actualmente, la suma de deudas soberanas con calificación ‘AAA’ y ‘AA’ alcanza solo 6,6 billones de euros, lo que representa una quinta parte del mercado del Tesoro estadounidense.
La capitalización conjunta de las bolsas europeas es menos de la mitad de la de EE. UU., lo que refleja una asignación de capital menos eficiente en nuestro lado del Atlántico.
Aprovechando la Oportunidad
Lagarde también señaló la importancia de capitalizar el cambio en el paradigma económico y geopolítico para reposicionar el euro. Sugirió que los flujos entrantes, que buscan estabilidad, deben traducirse en mayores inversiones y así fomentar el crecimiento en Europa. Este enfoque podría reforzar la imagen del euro como un “faro de estabilidad” y crear un «círculo virtuoso».
Para lograr esto, es fundamental completar el mercado único y fortalecer la unión del mercado de capitales, así como armonizar las legislaciones y políticas fiscales en la región. También hizo hincapié en la necesidad de abordar los elevados costes de la energía, la baja productividad y de financiar proyectos a través de deuda mutualizada.
Por último, Lagarde instó a los gobiernos de la Unión Europea a tomar decisiones por mayoría cualificada en lugar de por unanimidad, evitando así que un solo veto impida el avance del interés colectivo de los otros 26 países.