Inversiones en Aeropuertos: ¿Un Impedimento para la Descarbonización?

Inversiones en Aeropuertos: ¿Un Impedimento para la Descarbonización?

El Gobierno español ha anunciado un ambicioso plan de inversión de 12.900 millones de euros destinado a los aeropuertos de la red pública entre 2027 y 2031. Aunque el transporte aéreo no es el mayor responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero —donde destacan el transporte por carretera y la construcción—, su descarbonización presenta grandes desafíos. Surge así la pregunta: ¿cómo se alinean estos planes de inversión con los objetivos de sostenibilidad?

Debatir la sostenibilidad del transporte aéreo

Amparo Brea, Chief Green Officer de Aena, y Pablo Muñoz, coordinador del área de movilidad sostenible de Ecologistas en Acción, ofrecen miradas contrastantes sobre este tema.

Brea sostiene que es vital desmitificar la percepción de que el transporte aéreo es uno de los mayores generadores de contaminación. Según datos del sector, su participación en las emisiones globales de CO₂ oscila entre un 2% y un 3%. Además, amplificar los aeropuertos no necesariamente incrementa la contaminación. De hecho, la modernización de infraestructuras tiende a mejorar la eficiencia operativa y energética. Por lo tanto, es posible expandir los aeropuertos preservando el medio ambiente.

Aena también se compromete a la sostenibilidad. Su plan de inversiones incluye 1.500 millones de euros destinados a proyectos de tecnología, innovación y sostenibilidad. La meta es alcanzar cero emisiones netas en toda la red aeroportuaria para 2030, superando así el objetivo global del sector de aviación por dos décadas.

Brea enfatiza que extender las infraestructuras no es solo un intento de crecimiento. Es una estrategia crucial para cumplir con los compromisos de descarbonización y mejorar la eficiencia energética. Sin embargo, para implementar estos cambios, las organizaciones, incluida Aena, necesitan aumentar sus capacidades de inversión.

Estrategias de Aena para la sostenibilidad

Aena opera 46 aeropuertos en España y tiene en marcha diversas iniciativas para reducir su huella de carbono. Estas incluyen la electrificación de flotas, la optimización energética de terminales, y la integración de fuentes renovables, todo ello bajo un marco de colaboración con aerolíneas y otros actores del sector.

El dilema del crecimiento aeroportuario

Pablo Muñoz ofrece una crítica a la expansión del transporte aéreo. Desde el año 2000, el tráfico de pasajeros en los principales aeropuertos españoles ha casi duplicado, alcanzando casi 300 millones en 2024. A pesar del crecimiento, las emisiones de CO₂ del sector han aumentado drásticamente. En 1990, representaban aproximadamente el 2,3% del total en España; para 2023, esa cifra se aproxima al 7%. Entre 2013 y 2019, estas emisiones crecieron un 45%, superando incrementos similares en otros países europeos.

Muñoz advierte que el plan de ampliar 13 aeropuertos podría resultar en un aumento considerable de sus emisiones: estudios estiman que solo Madrid y Barcelona podrían ver incrementos de hasta el 35% y el 33%, respectivamente. A la vista de estos datos, el aumento del tráfico aéreo parece incompatible con las metas de reducción de emisiones que exige el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030.

Un llamado a la reflexión colectiva

Claras son las recomendaciones de Muñoz: es esencial cuestionar hacia dónde dirigimos nuestras políticas de transporte aéreo. Hacer énfasis en la sostenibilidad no debe ser solo un eslogan; debe convertirse en una realidad operativa. La pregunta persiste: ¿seguiremos avanzando hacia el monocultivo del turismo de masas, o podemos construir juntos un modelo económico y de movilidad que priorice el bienestar colectivo y la conservación del medio ambiente?

En conclusión, el crecimiento del sector aéreo puede parecer atractivo desde una perspectiva económica, pero debe ser cuidadosamente evaluado en función de sus impactos ambientales y sociales. La clave está en encontrar un equilibrio sostenible que permita a la industria aérea evolucionar sin comprometer el futuro del planeta.