"Foro Step Up Now: Potencial de las Energías Renovables en la Generación Eléctrica en la Península Ibérica"

«Foro Step Up Now: Potencial de las Energías Renovables en la Generación Eléctrica en la Península Ibérica»

La industria europea atraviesa un momento crítico, con un descenso notable del 17% en su industrialización desde 1995 hasta 2023, según Eurostat. La competitividad de la región frente a gigantes como China y Estados Unidos está en peligro, principalmente por los altos costes energéticos que enfrentan los países del Viejo Continente. La situación se torna aún más apremiante tras el informe Draghi, que subrayó la necesidad urgente de un plan de inversión robusto, estimado en al menos 750.000 a 800.000 millones de euros, lo que equivale a un 4,4%-4,7% del PIB europeo.

Sin embargo, la Iniciativa Ibérica de Industria y Transición Energética (IETI), presentada por McKinsey & Company en el Foro Económico Mundial en Davos, se perfila como una gran oportunidad para cambiar este rumbo. La transición energética no solo puede ayudar a reducir la brecha de crecimiento con regiones más dinámicas, sino que España se posiciona como un actor clave en este resurgimiento.

Las fortalezas de España en la transición energética

David González, socio sénior de McKinsey, afirma que “la resiliencia industrial y energética son esenciales para la competitividad futura”. España cuenta con tres ventajas estratégicas que podrían impulsarla hacia un liderazgo en la reindustrialización europea: su capacidad para generar energía descarbonizada y asequible, una base industrial sólida en sectores clave y una infraestructura eficiente. Aunque el país ha avanzado en la sostenibilidad, también enfrenta importantes retos para alcanzar sus objetivos de reindustrialización. El Índice de Transición Energética e Industrialización de McKinsey, basado en 25 indicadores y experiencias de expertos, busca ofrecer claridad sobre cómo España puede liderar la transición energética en Europa.

Peso de las energías renovables

La gran ventaja ibérica, que también abarca a Portugal, es la fuerte presencia de fuentes de energía limpia, que constituyeron el 22% del total en 2023. Este crecimiento se debe, en gran medida, al aumento de la energía solar y eólica. Además, España ha logrado reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 4% desde 1990, a la vista de un ambicioso objetivo del 32% para 2030. “Los costes energéticos han mejorado significativamente, impulsados por la caída de los precios del gas y el aumento de las energías renovables”, subraya Maria João Ribeirinho, senior partner de McKinsey. No obstante, advierte que es crucial evitar sobrecostes que puedan afectar la competitividad industrial.

Sin embargo, la dependencia energética de España sigue siendo alta, alcanzando el 70%, lo que supera la media de la UE (63%). La generación renovable experimentó un descenso en 2022, lo que llevó a un consumo récord de petróleo y gas en la última década. Aunque se ha visto una ligera mejora en 2023, el camino hacia una autosuficiencia del 50% para 2030 aún presenta desafíos considerables, como la ralentización en la producción de hidrógeno verde y biocombustibles.

Desafíos en la electromovilidad

A pesar de un crecimiento del 8,8% en la infraestructura de recarga pública, que llegó a 52.107 puntos en el tercer trimestre de 2025, el objetivo de 91.000 puntos para finales de año está muy lejos. Solo se ha alcanzado un 25,6% de lo planificado. Esta situación se ve agravada por la demora en conectar hasta 14.643 puntos de recarga ya instalados. Además, solo el 10% de estos puntos son de carga rápida, fundamental para facilitar viajes de larga distancia.

En cuanto a la producción de automóviles, España produce 2,45 millones de vehículos anualmente, pero se encuentra detrás en electromovilidad, alcanzando únicamente el 6% de la manufactura de vehículos eléctricos en Europa.

Necesidad de inversiones y tecnología

Aumentar la incidencia de la industria manufacturera, que actualmente representa el 11,9% del valor agregado bruto (VAB) nacional, hacia cifras más cercanas al 18,2% de 1998, requiere un aumento en la inversión en investigación y desarrollo (I+D). Este sector solo representó el 1,4% del PIB en 2022, muy por debajo del objetivo del 3% establecido por la UE. La falta de I+D limita la capacidad de España para desarrollar tecnologías avanzadas y enfrentar la creciente escasez de talento industrial.

Sin embargo, las inversiones en la industria española, que alcanzaron los 295.000 millones de euros en 2023, están en crecimiento, aunque a un ritmo más lento que el de la media europea. Álvaro Bau, socio de McKinsey, resalta que fortalecer la industria impulsará la transición energética, creando un atractivo creciente para la inversión en sectores industriales. Con los costes de energía más bajos en España y Portugal, hay una clara oportunidad para impulsar la descarbonización y abrir nuevas cadenas de valor.

La transición energética se presenta así como una plataforma que no solo ayudará a fortalecer la industria verde, sino que también podría generar un impacto económico significativo en el país. La visión es ambiciosa, pero el tiempo para actuar es ahora.