El Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) ha lanzado una propuesta audaz: que The Boring Company, liderada por el multimillonario Elon Musk, se encargue de construir un túnel submarino que conecte Rusia y Estados Unidos a través de Alaska. Esta idea no es solo un sueño lejano; el consejero delegado del RDIF, Kirill Dmitriev, la presenta como un puente simbólico entre dos potencias.
“Imaginen unir Estados Unidos y Rusia con el túnel Putin-Trump, un enlace de 70 millas (112,7 kilómetros) que representaría la unidad”, comentó Dmitriev en la red social X. Este ambicioso proyecto, que data de propuestas anteriores surgidas durante la Guerra Fría, como el famoso ‘Puente de la Paz Mundial Kennedy-Khrushchev’, tiene el potencial de revolucionar el transporte, ya que permitiría tanto el tránsito por carretera como el movimiento ferroviario entre las naciones.
Costos y tecnologías innovadoras
De acuerdo con Dmitriev, el costo convencional del túnel superaría los 65.000 millones de dólares (55.699 millones de euros). Sin embargo, gracias a la tecnología especializada de The Boring Company, podría reducirse considerablemente a menos de 8.000 millones de dólares (6.855 millones de euros). Esto abriría la puerta a un financiamiento más viable y a la realización del proyecto.
Desafíos a considerar
A pesar del entusiasmo por la propuesta, no se puede ignorar que el proyecto enfrenta serios obstáculos. Uno de los principales desafíos es su ubicación en una zona sísmica conocida como el Cinturón de Fuego del Pacífico. Además, la distancia a la infraestructura económica clave complicará aún más su desarrollo.
La idea de un túnel que conecte estas dos potencias podría cambiar significativamente la dinámica del transporte y la colaboración internacional, pero su viabilidad dependerá de enfrentar y superar los retos técnicos y financieros que supone.
