Educación en América Latina: La urgente necesidad de optimizar el gasto más que aumentarlo

Educación en América Latina: La urgente necesidad de optimizar el gasto más que aumentarlo

Una ciudad en Latinoamérica hizo noticia al requerir 32 especificaciones técnicas para adquirir bolígrafos escolares, cuya compra no debería costar más de 50 centavos en cualquier kiosco. Mientras tanto, millones de dólares en computadoras educativas permanecen inactivas en bodegas, simplemente porque no se planificó la capacitación docente ni se comprobó la conectividad. Esta situación, que refleja una clara paradoja, es tema central de nuestro nuevo libro, Gasto Inteligente en Educación Escolar en América Latina y el Caribe, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta realidad ilustra uno de los principales desafíos del sector educativo en la región: no solo estamos invirtiendo poco, sino que lo hacemos de manera ineficaz.

La Inversión Educativa en América Latina

En la actualidad, América Latina destina el menor porcentaje de su PIB a educación en las últimas dos décadas. La recuperación tras la pandemia ha sido muy lenta, y las brechas de aprendizaje con naciones desarrolladas se mantienen. Sin embargo, al analizar 22 sistemas educativos para nuestro libro, se revela que el problema no radica únicamente en la falta de recursos, sino que las enseñanzas sobre este tema exceden los límites de nuestra región.

Por ejemplo, la República Dominicana ha cosechado importantes logros al establecer constitucionalmente el 4% del PIB para educación, lo cual se ha traducido en un aumento de 14 puntos en las pruebas PISA de matemáticas, así como en un mejor acceso y condiciones en la base educativa. Esta experiencia representa una oportunidad clara para enfrentar desafíos en calidad educativa y avanzar hacia reformas que optimicen el uso de los recursos.

Ejemplaridad en Chile y Brasil

El caso de Chile es particularmente destacado. Su Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP) no solo proporciona recursos, sino que los distribuye de manera muy precisa, asignando aproximadamente un 70% más de presupuesto por cada estudiante vulnerable, gracias al uso de datos socioeconómicos actualizados. Este enfoque ha permitido a Chile reducir notablemente la brecha de aprendizaje entre estudiantes de diferentes estratos económicos.

Por su parte, Brasil aporta una lección esencial: “medir es mejorar”. Este país, mediante su censo escolar anual, junto a evaluaciones públicas y portales de datos transparentes, ha creado un círculo virtuoso donde la información impulsa políticas que derivan en resultados tangibles. No es casualidad que Brasil destaque en la región con un aumento sostenido de 76 puntos en matemáticas en las pruebas PISA a lo largo de 20 años.

Obstáculos en Costa Rica y Argentina

Costa Rica, en contrapartida, ilustra las complicaciones de descentralizar sin dotar de capacidades adecuadas. A pesar de que las juntas escolares pueden manejar hasta el 25% del presupuesto, la mayoría de sus miembros carecen de formación universitaria, lo que limita su efectividad. Esta realidad ha llevado al Gobierno a imponer regulaciones adicionales, lo que ha resultado en un uso ineficiente de recursos, estancando sus resultados en PISA durante 15 años.

En el caso de Argentina, se dan tensiones similares; aunque el país mantiene una inversión educativa considerable, la mayoría del presupuesto llega con restricciones, lo que deja poco espacio para la innovación. Los resultados en PISA y la alta tasa de deserción escolar son testimonios de esta problemática.

Alinear Recursos, Distribución y Monitoreo

Estos ejemplos demuestran una verdad esencial: el gasto efectivo en educación debe estar alineado con cuatro dimensiones clave. Primero, movilizar los recursos necesarios. Segundo, distribuirlos utilizando criterios técnicos. Tercero, ejecutarlos de manera eficiente. Y cuarto, realizar un seguimiento transparente de los resultados.

La buena noticia es que ya existe un camino trazado. Las metodologías probadas, desde las fórmulas de distribución en Chile hasta los sistemas de monitoreo en Brasil, ofrecen valiosas lecciones no solo para Latinoamérica, sino para cualquier sistema educativo que enfrente retos similares.

La Urgencia de Reformas

El escenario actual nos invita a actuar. La crisis educativa postpandemia ha generado consenso sobre la necesidad urgente de reformas, pero no podemos limitarnos a repetir lo mismo de siempre. Es crucial que los ministerios de Educación y Finanzas colaboren estrechamente, que las decisiones se fundamenten en evidencia, y que cada peso invertido se traduzca en aprendizaje real.

Al final, el costo de una mala gestión no se mide solo en bolígrafos sobreespecificados o en computadoras que solo ocupan espacio. Se traduce en generaciones que, como menciona la banda chilena Los Prisioneros, terminan “pateando piedras” debido a un sistema que no supo cumplir con sus expectativas. Este es un costo que ningún país, ya sea en América Latina o en el resto del mundo, puede permitirse.

Gregory Elacqua es Economista Principal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).