En un homenaje emocional, Meryl Streep describió a Diane Keaton como «la mujer más transparente» en un mundo dominado por la moda. Desde su debut en Los Ángeles en 1946, Diane Keaton ha dejado una huella imborrable al desnudar su alma a través de la moda. Su armario, lleno de elegantes chaquetas de Armani, es testigo de una mujer inconformista y llena de convicciones.
Con su icónico papel en ‘Annie Hall’, que le valió un Oscar en 1978, Keaton fue pionera en estilo y autenticidad antes de que surgieran las redes sociales. Fue una it girl antes de que existieran los likes. Su enfoque audaz hacía ver a la moda como una expresión de libertad, una visión que mantuvo hasta sus últimos días.
Es irónico que fuese musa de la exigente industria del entretenimiento, mientras su bob largo siempre lucía impecable. Desde tiempos anteriores al concepto de “empoderamiento femenino”, demostró que las mujeres podían desafiar las normas con sastrería masculina y opiniones contundentes, y ella las portaba con orgullo.
Como menciona Woody Allen, quien compartió tanto en lo profesional como en lo personal con Keaton, en sus looks —que van desde trajes combinados con sombreros hasta guantes— transformó nuestra percepción de la elegancia y la individualidad en la moda. Su amor por la moda nace de la infancia, cuando su madre confeccioanaba ropa a medida, y así entendió desde pequeña que vestirse era una forma de expresión, cuyo mensaje era la libertad.
Su estilo ha evolucionado sin perder autenticidad: en los setenta se inclinó por la sastrería masculina; en los ochenta se apoderó de abrigos amplios y sombreros; y en los noventa, lució boinas y trajes impecables. Un giro radical ocurrió en 2015, cuando decidió eliminar el color de su vestuario, convirtiendo el binomio blanco y negro en su sello inconfundible.
En 2024, publicó su libro Fashion First, un viaje personal que combina fotos, recuerdos y looks icónicos. En estas páginas, diseñadores y amigos como Giorgio Armani y Sarah Jessica Parker celebran su capacidad para hacer de la moda una declaración personal y auténtica.
Las prendas de su armario se convirtieron en la narrativa de su vida. A través de cada elección de vestuario, Keaton compartía su historia con el mundo. Hoy, su legado en el mundo de la moda y el cine perdura, recordándonos que la verdadera elegancia no solo se lleva, sino que se vive.
El emotivo cierre de Streep resume su esencia: “Diane tiene la conciencia de un colibrí. Cuando llega, te para el corazón y solo te hace sonreír”. Así la recordamos, como un espíritu inquieto que seguirá inspirando futuras generaciones, mostrando que la elegancia auténtica no se mide, sino que se siente.
